miércoles, 11 de junio de 2008

EL TATUAJE DE LAS VOCES

Crece como la noche y se vuelve profundo.
Intenta soslayar un vago control sin remedio
en el hito de luz que consume la idea.
Navega con la risa de las mujeres aladas
mientras el mundo flota.
Ha bosquejado un perdón irreversible y distante
pero conoce la herida que sobra en el silencio.
Arde mitad pájaro
mitad proeza del artista confabulado,
asume la nube donde ardor es un puente.
Mil veces la lluvia
debió acercarlo a la melodía del bosque
y sin embargo resiste
para fundar esa piel como pasaje
a la dimensión de lo profético.

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