martes, 3 de junio de 2008

CUMPLEAÑOS

Una forma de sorprenderme, según las apariencias, tuvo relación directa con las risas, una puerta que guardaba tras de sí algún espejo donde llamar al silencio.

La señora de la casa pensó en cada detalle como si hubiera asumido el compromiso de restaurar una catedral gótica, con el viso del amor goteando luz en el vacío.

Y la noche de la reunión fue inolvidable: en el momento del brindis --ese claroscuro hecho de nostalgia y de esperanza-- me taparon los ojos para que la broma volcara su elefante de papel y un desconocido se llevó hasta el regalo que mi esposa había mantenido en la penumbra, diligente mi esposa, con el apoyo de los niños. Era la foto en la que imitaba a Bob Dylan, la cabeza llena de barriletes... Ahora con la presión de una bala por soltarse.

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