sábado, 24 de mayo de 2008

ESENCIA DE NARANJA QUEMADA

A la memoria de mi tío MARINO CECCOLI.

A veces un camión trae las marcas
de cualquier sueño tuyo
y mi pie revisa la cal de la primavera
entre lejanos clarinetes enmohecida.
El mismo bar de Bruno poblándome
como si tu palabra fuese un palmar lleno de novias.

¿A quién preguntar de noche
por el ojo alerta en el paisaje?

Tu vivo retrato descompone las hogueras del cielo.
Allí bailan retazos del ebrio dolor penitente.
Una migaja de sombra roba el secreto de las hamacas.

Nómade para vos mismo,
nómade para la familia.

¿Cómo reunir los peraltes de la infancia
con la curva final de tu pasión loca?

Aquel humo de las figuras bonachonas
en cada trago, esencia de naranja quemada.

Apenas dormida tu mano sauce
vuelve a cruzarme a la plaza:
ya es tiempo de contar con la lluvia
que nos iguala y rodea.

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