La prisa de los árboles merece otra luz en la distancia.
Negro dolor aullando salvaje
por la cintura espesa del fuego.
Los ángeles han olvidado la contraseña
y desde la sangre nos paralizan.
¿Qué robar a tanto brillo inmune
como la visión de una estepa?
Amor puesto en fuga
para entenderse, libre, con el vino.
Amanecer y sublevar la conciencia
luego de soñarnos a la deriva.
(19-09-09)
viernes, 19 de marzo de 2010
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