Y la gente cuelga de las cosas
como si dependiera del mínimo contacto
para equilibrar el designio
donde cabe la vergüenza.
Llaves conocidas, papeles remotos,
un alfil que ríe solitario
mientras el humo del licor avanza
por el ámbito negado a la muerte.
Vengo del amor con otro conjuro
porque olvidé acaso la siembra
de chispas que prolonguen
lo que hay frente a las manos.
viernes, 15 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario